Google ha lanzado su sombrero al ruedo de las redes sociales con Google+ o más bien el más reciente de varios que ha lanzado, ya que los anteriores intentos se convirtieron en pilas de basura.
El comentario que más escucho acerca de esto es: «Bien, detesto Facebook!» desde luego lo hacen personas que ya están usando Facebook. Estas personas están rezando por la muerte de un servicio gratuito al cual voluntariamente se unieron. Y yo se como se sienten, porque yo también odio tanto a Facebook que solo entro unas 8 veces al día.
Porqué todos estamos en Facebook si lo odiamos tanto?
Es nuestro amor por las mafias y las guerras?
Nos encanta ser notificados cada vez que alguien -que apenas conocemos- tiene fiesta en el otro lado del mundo?
Es tan importante hacerle saber a todos que me gusta el helado de chocolate?
Por supuesto que no. Estamos en Facebook porque todo mundo está en Facebook.
En este sentido Facebook imita la vida misma. Así como vamos a tantas aburridas y deprimentes fiestas, celebraciones, presentaciones y reuniones familiares, vamos porque otra gente va a asistir, también porque si nos quedamos en casa a ver el fin del mundo en la película 2012 nunca nos enteraremos realmente de cuando se va a acabar el mundo.
Nos unimos a Facebook porque nuestros amigos, familiares lo hacen y nos insisten. Finalmente es tan fácil unirse como no unirse y entonces nos toca molestar a otros a hacer lo mismo.
Porqué habrían de disfrutar su vida libre de notificaciones de hechos irrelevantes si nosotros no podemos?
Y aún así nuestro instinto de manada es fuerte en nuestra especie. Pasamos de GeoCities, LiveJournal, MySpace, Buzz a Facebook, buscando el experimento perfecto de intimidad masiva en lugar de solo reconocer que no tragamos el flujo brillante, dorado, compuesto de las excresiones mentales de todo mundo que conocemos. Nos gusta ser parte de una comunidad sin tener que ser parte de la multitud.
En resumen, nos gusta ser populares, bien-amados, bien-conectados ermitaños.
Google+ puede hacerla en grande encaramado en la ola de resentimiento hacia Facebook puliendo algunas cosas, si lo hace, su tiempo vendrá y también pasará al darse cuenta la gente que también fallará en proveer ese sentido de comunidad y cercanía que seguiremos esperando encontrar del otro lado del teclado.
Será la solución rememorar nuestros lazos personales en años remotos cuando conocíamos a nuestros vecinos y cuando el frente de nuestras casas y jardines era el punto de encuentro principal de intercambio social? Crearemos algún día comunidades verdaderas abrazando nuestra humanidad en lugar de nuestra tecnología?
Naaah, tan pronto como se desarrolle la siguiente aplicación que pretenda que le importamos, no necesitaremos más de otra gente.
Nacido sin protección, encuerado y desvalido Ray eventualmente se sobrepuso a sus incapacidades para convertirse en un popular, bien-amado, bien-conectado ermitaño.
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